jueves, 23 de diciembre de 2010

Cap. 1.6: La comida

Era la hora de comer. La madre de Irene se preparaba para llevar la comida a Quique y Rafael, pero esta vez se estaba arreglando más que de costumbre. Me pongo el pintalabios o no pensaba.
Juan se sentó a comer con sus dos mejores amigos.
-          Yo he tenido dos ligues – decía uno-
-          Yo solo uno – decía otro-  
-          ¿Y tu Juan?
-          ¿De qué hablabais? No estaba atento –decía mientras se rascaba la cabeza-
-          Que cuantas chicas has besado este verano.
-          Em…
La alarma salvó a Juan, aunque se iba de Guatemala a Guatepeor.
Marta llegó a la tienda de electrodomésticos y quique la atendió alegremente.
-          Hola marta –dijo Quique con una sonrisa- bonito pintalabios.
Si, Marta se había puesto el pintalabios.
-          Hola, venía a traerte la comida.
-          Muchas gracias, no hacía falta… ya hemos comido en el bar.
La pena se reflejaba en la cara de Marta y quique lo notó.
-          Pero no te pongas triste, yo me comeré tu comida igualmente –dijo Quique mientras cogía la mano de Marta-
Marta se fijó en la mano de Quique, tan musculosa y curtida por el tiempo, al contrario de la suya, aunque envejecida por el tiempo, blanca y delicada.
Marta se despidió de Quique y le fue a dar la comida a su marido.
-          Hola cariño –dijo marta-
-          ¿Qué haces aquí? –le respondió él muy arisco-
-          Traerte la comida – dijo suave mientras dejaba el tupper con la comida-
-          ¿No te dije que comería fuera estúpida?
-          Si pero pensé…
-          Pues no pienses tanto –dijo mientras tiraba la comida a la basura-
Marta se fue a llorar a casa.
Juan tenía clase de gimnasia. Desde pequeño, cada curso se habían burlado de él porque sacaba buenas notas, y por eso dejó de sacar buenas notas, aunque intentó volver a sacar buenas notas, ya no pudo. Desde entonces buscaron otra cosa para burlarse de él, y por supuesto, la encontraron.
-          Eeeeeeeeeeei, que tal friki –le decía uno de los que se burlaban de él-
-          Esto no lo necesitaras, total no tienes nada entre las piernas… -decía otro mientras cogía los calzoncillos de recambio de Juan-
-          Dejad-le –dijo el amigo de Juan, aunque le hicieron caso omiso- he dicho que le dejéis.
-          ¿O qué?
-          O aviso al director mismo, que está aquí al lado mirando una avería.
Los matones se fueron, y Juan se quedó hablando con su amigo.
-          Tienes que hacer algo –dijo el amigo de Juan-
-          Lo sé…
Andrea y Mar se ofrecieron para hacer compañía a Joel, pero el les dijo que no, que prefería estar solo durante el castigo, lo que hizo que se derritieran ambas.
Cuando se fueron todos, Sandra fue a sacar del castigo a Joel.
-          Joel estas perdonado, anda vete a casa.
-          No, quiero que me castigue más profesora…
-          Que dices, anda vete.
-           Quiero practicar la química con usted ‘profe’ –dijo mientras se quitaba la camiseta-
-          No es legal, y lo sabes –dijo la profesora de ciencias mientras se ponía sudorosa-
-          Me da igual.
La profesora y el alumno practicaron química durante unas horas.

viernes, 10 de diciembre de 2010

lo siento

He estado un tiempo desconectado
mea culpa
se me estropeó el ordenador y no pude publicar
a partir de ahora vuelvo a las andanzas

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cap. 1.5: Ciencias

Mierda.
Era el primer día de colegio y Irene ya llegaba tarde, todo por culpa de quedarse mirando el móvil por si un mensaje le llegaba, y mientras se ponía los pantalones a toda prisa, el móvil vibraba. Irene corrió y se cayó, torciéndose el tobillo, lo importante era ver el mensaje:
Entre el corazón perdido de un valle recién granado,
entre la jara florida y el contacto amable de tus manos,
hallé una senda de piedra bordada en romero
y en margaritas de mayo.
... y tras la senda escondida,  con los olores de antaño,
bajo el hogar que quisiste entonces y dibujaste despacio,
mi corazón se hizo un hueco cuando besaste mis labios.
El pie ya no le dolía.
Juan en cambio solía hacer tarde a colegio, ya estaba acostumbrado. Lo raro es que esta vez no llegaría tarde, ya que Quique le había despertado cariñosamente para que se preparase, este año lo daría todo en los estudios.
 Como la madre de Irene había preparado el desayuno, una vez terminados todos se fueron a sus puestos correspondientes.
Una vez en el instituto, Irene se sentó al lado de Andrea, lo que le supo un poco mal a Mar. Mar era la mejor amiga de Irene, juntamente con Andrea, y aunque se llevaban bien, discutían a menudo.
La presentación duró hasta la hora del patio, y las tres amigas conversaban:
-          ¿Y qué tal el verano Mar?  -dijo Irene-
-          Bien, todo muy tranquilo, he roto con mi Raúl, ¿a que no sabéis quien me gusta ahora?
-          ¿quién? –respondieron al unisono-
-          Joel.
-          Eso no puede ser –dijo Andrea-
-          ¿por la razón de?
-          Porque a mí me gustaba antes
-          No sé como os puede gustar ese –dijo Irene- que por cierto viene por ahí…
Las dos chicas disimularon, y le echaron piropos, a lo que Joel les hizo un mínimo caso, y las chicas se pusieron a discutir sobre que piropo le había gustado más.
Jorge se acercó poco a poco para hablar con Irene.
-          Hola –dijo este animado-
-          Hola, ¿qué tal?
-          Bien –hubo un silencio- ¿este año me darás una oportunidad?
Jorge siempre había estado colado por Irene, pero todo y saberlo, a Irene no le había hecho el más mínimo interés, aunque lo encontraba mono.
-          Lo siento –dijo Irene- tengo novio.
-           Vale, si esa es tu decisión, esperare por ti.
Irene pensó que solo había un chico más tierno que salvador, y ese era Jorge.
Sonó el timbre y tocaba clase de ciencias.

Andrea hacia letras, por lo tanto Mar se sentó con Irene, y se pasó la hora entera hablando de lo bueno que estaba Joel. La profesora pasaba lista,
-          Irene –decía Sandra, la profesora de biología-
-          Presente.
-          Joel –silencio- ¿Joel? –ruido de cristales- ¡que habéis roto ya!
-          He sido yo profesora –dijo Joel-
A Irene le había parecido que lo había hecho adrede, castigaron a Joel, pero su cara era de que le habían dado un premio.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Cap. 1.4: Amigaaaaaaa

Eran las doce en punto y el reloj de la sala de estar sonó retumbando por todos los rincones de la casa. El móvil de Irene sonó, con la esperanza de que fuera Salvador quien llamaba, salió corriendo a coger-lo. Respondió sin mirar.
-          Salva.
-          No Irene… -dijo una Andrea dudosa- ¿quién es ese tal Salva?
-          Andrea ¡amiga del alma! –dijo Irene chillando- es una larga historia, ¿quieres quedar más tarde y hablamos?
-          Vale –Dijo Andrea entre risitas mientras colgaba-
Mientras colgaba Andrea sonaba el timbre de casa Salvado-Estelo. Era Quique quien había llamado que llegaría por allá a las doce, tan puntual como siempre. Irene no se acordaba mucho de él, pero al reunirse la familia delante de la puerta y abrir, vio al mismo hombre afable que recordaba.
-          ¡Familia! –dijo Quique mientras abría los brazos y todos saltaron a él-
-          Amigo mío –Rafael soltó de una bocanada de aire-
Estuvimos conversando un buen rato. Quique era el amigo del padre de Irene, quien dirigía una empresa de electrodomésticos, y Quique había venido por el empleo que le había buscado Rafael. Estuvieron charlando toda la comida.
-          Y ya tienes donde vivir –Preguntó Marta-
-          No, esperaba que me recomendarais una pensión o algún sitio que supierais.
-          Puede dormir aquí mamá –dijo Juan-
-          Y donde quieres que lo metamos –Respondió Marta-
-          Puede dormir conmigo en mi habitación –Respondió Juan a su madre-
-          No quiero molestar, ya habéis hecho mucho por mí.
-          No es ninguna molestia –dijo Rafael- ya está decidido, dormirás con Juan, al menos provisionalmente.
-          Muchas gracias, no sabéis como os quiero.
Marta se miraba la situación con un pelín de agresividad, el hombre que iba a quedarse a dormir a su casa era el que le provocaba reacciones en el cuerpo, que ni su marido le provocaba. Pero ella era una mujer respetable. Prepararía la cama de Quique y mantendría las distancias. Irene en cambio miraba curiosa.
La tarde llegó. Irene había quedado con Andrea en el parque del retiro, así que allí estaba plantada esperando.
-          Hola –dijo Joel, compañero de clase de Irene, mientras pasaba de largo-
-          Adiós –dijo Irene saludando con la mano-
Andrea apareció de detrás de un arbusto.
-          Que hacías allí detrás tonta.
-          Esperar a que se fuera Joel –dijo Andrea ruborizada-
-          Cero que te gusta un poco bastante…
-          Si, haría lo que fuera por tener una cita con el
-          ¿matarías por él?
-          Quién sabe, pero cuentame, ¿Quién es Salvador?
Pasaron toda la tarde hablando, mientras Juan hablaba con Quique.
-          Juan, si algún día necesitas que te deje la habitación a solas me avisas ¿vale?
-          - claro que sí, no te preocupes por eso, por cierto, ¿roncas?
-          No –y susurrando dijo- que yo sepa.
Ambos se echaron a reír. La noche caería sobre Madrid, y todo el mundo pensaba en el día siguiente, e Irene le enviaba un mensaje de amor a Salva.

En el próximo capítulo:
* conoceremos a Mar Sándalo

sábado, 6 de noviembre de 2010

fin de un ciclo

Bueno, ya hemos conocido a los personajes principales, la familia Salvado Estelo, y a una de las principales tramas de la primera temporada.
¿Cuáles son sus opiniones iniciales?
Bueno, nos despedimos de personajes como Karen, Teo, Luna,… pero lo más importante, nos despedimos de Salvador, un chico tierno, amable, deportista, cariñoso, sensible,…
 ¿Qué opináis sobre él?
Se cierra un ciclo, pero tranquilos, pronto se abrirá otro y conoceremos nuevos personajes, que cambiaran el curso de la vida de la familia protagonista.
Aquí unos avances:
*Llega Quique León Toca a casa de la familia Salvado Estelo
*conoceremos a  Andrea cárpalo quien hará su primera aparición  

viernes, 29 de octubre de 2010

Cap. 1.3: Tren de despedida

Irene se había despertado más pronto que nunca, eran tan solo las seis y media y ella ya estaba preparada para irse. Se iban hacia Madrid a las nueve de la mañana, había de aprovechar las dos horas que le quedarían junto a Salvador, por esa misma razón salió silenciosamente de el bungaló y se fue a buscar a Salva, mientras le llamaba al teléfono móvil. Este respondió rápidamente.
-          Cariño –dijo Salva-
-          ¿Ya estas despierto?
-          Claro, no he podido dormir pensando en ti…
Irene se fundía de amor. Llamó a la ventana de la habitación de Salva, y este se asomó a la ventana apagando el móvil.
-          ¿Qué haces aquí tan pronto?
-          Besar-te
Un cálido beso los unió. Las horas pasaron y era el momento de despedirse. Ninguno de los dos quería, pero no podían quedarse juntos. Él intentó decir-le que se seguirían hablando por teléfono, mail o carta si hacía falta. Pero Irene sabia que las cosas no serian igual y que tarde o temprano la llama de amor se apagaría.
Juan se despedía de su abuelo. Los dos se apreciaban mutuamente, eran uña y carne.
-          Bueno Juan estudia mucho –dijo Teo mientras le daba un abrazo amistoso-
-          Ya sabes que hago lo que puedo, pero que las notas no acompañan.
-          Bueno esfuérzate y veras como todo va bien.
-          Te echare de menos.
-          Espera –el abuelo entró y salió con una navaja- toma, te la regalo, es de antes de que conociera a la abuela, vigila que no te la vea mamá, y no la rompas, así estaremos juntos de alguna manera.
Se produjo otro intercambio de afecto entre abuelo y nieto.
Una vez la familia subió al tren, los adorables ancianos, saludaron con la mano hasta ver desaparecer el tren. Luna rompió el silencio.
-          Vamos Teo que nosotros aun tenemos trabajo que hacer…
-          Si cariño
Y cogidos de la mano los ancianos se marchaban de regreso al camping.
Aquel era un tren de despedida, más de cien personas se despedían de las vacaciones, de los amores, de la familia, de la fiesta y del sol, para volver a la rutina diaria. Era día trece y el cielo estaba nublado, dos días y empezaba el curso escolar. Habría reencuentros y todo volvería a la normalidad. A la aburrida normalidad. En estos momentos Irene se arrepentía de no haberse declarado antes a Salva. No pasaría un día sin pensar en el. Salvador.

sábado, 23 de octubre de 2010

Cap. 1.2: Arena en los calcetines

La luz entró llenando la habitación, gracias a que Luna estaba abriendo las cortinas.
-          ¿Vienes a la playa? – preguntó cariñosamente la abuelita agradable-
-          ¿Ya han ido los demás? –dijo Irene mientras bostezaba-
-          Sí, todos excepto tu padre, que se ha peleado con tu madre y se ha ido al bar a tomarse un coñac.
Irene se puso su traje de baño y salió corriendo hacia la playa para ver si allí estaba su amor.
Salva llevaba horas despierto, se había ido a correr por la playa con Juan, MP3 en mano y con solo un bañador encima, cultivaban sus músculos sudorosos bajo el sol caliente. Cuando pasaron por tercera vez por delante  del camping vieron a Irene tumbada dorándose al sol.
-          Ve –dijo Juan sonriente-
Salva asintió, y sin decir nada, se acercó y besó la espalda caliente de Irene. Esta asustada se giró, y al ver que era Salva destensó todos sus músculos.
-          Vamos al agua –dijo salvador cogiendo a Irene en brazos y llevándola al agua-
-          Irene acabará mal – dijo en voz alta para sí misma marta la cual no simpatizaba con el chico-
Mientras, Juan entró al bar y saludó a su padre.
-          Hola papá.
-          Hola hijo –mirando al camarero- tráigame otra copa, es la quinta vez que se lo digo.
-          ¿Sigues enfadado?
-          Pues claro, el alcohol no borra la memoria, solo la hace más difusa –Rafael fruncía la frente-
-          No entiendo porque discutes tanto con mama.
-          Cosas del matrimonio hijo, cosas del matrimonio…
-          Pídele perdón, y baja del burro, no agüéis las vacaciones.
-          Ya veremos hijo…
Juan marchó directo a las duchas, y salió en toalla a decirle piropos a la vecina del frente.
-          Aunque hoy brilla menos el sol te veo más radiante Karen.
-          No está el horno para bollos Juan, deja de decir tonterías –dijo Karen mientras se sacaba la arena de los calcetines-
-          Podríamos ir juntos a ver los fuegos artificiales de esta noche.
-          No Juan, que ya voy con Silvio.
Juan deprimido entró en su habitación. No lloró porque él es un hombre, y los hombres no lloran. Pero sus ojos no decían lo mismo. Las lágrimas caían por el peso que ejercía la gravedad. Teo llamó a la puerta y al ver que entraba, Juan se secó las lágrimas a la velocidad de la luz.
-          ¿Llorabas? –dijo el abuelo-
-          No… -dijo Juan entre sollozos-
-          ¿Es por Karen?
-          Si…
-          Tranquilo, hay más chicas que peces en este mundo.
-          Si pero no como ella…
-          ¿Te he contado alguna vez como conocí a tu abuela?
-          No.
-          Pues mira –Juan levantó la mirada hacia su abuelo- Fue en Francia, en la época de la guerra, yo era muy joven, y fui exiliado porque era del bando republicano, de los rojos, como nos llamaban. Un día, bajo la torre Eiffel vi a una chica hablando español, ella era una pequeña comerciante, y fue ella quien hizo que volviera a España para poderla ver. Cuando regrese se me lanzó a los brazos. Y aquí estas tu, dale tiempo al tiempo chico.

El abuelo dejo al nieto a solas con sus pensamientos. La tarde pasó sola. Irene pasó la noche en la playa bajo la luz de los fuegos artificiales con salvador. Mientras Salva le susurraba te amo en la oreja a Irene, Rafael pedía perdón a Marta y los fuegos artificiales explotaban ensordeciendo las palabras.
En el próximo capítulo:
*Adiós, Salvador, adiós.